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lunes, 5 de noviembre de 2018

The Predator (2018)

Ni muy muy, ni tan tan... eso podemos decir de la última entrega del Depredador, ni muy mala, ni tan-poco buena. El director Shane Black, quien tampoco tiene cosas destacadas en su haber pero supo ser uno de los protagonistas de la película original de 1987, toma las riendas de esta nueva entrega que en algún momento se pensó sería un reebot pero no lo fue.

En sí, esta nueva entrega toma la primer y segunda película como canon ya que se hacen referencias directas. Predators (Nimród Antal, 2010) o las cruzas con Alien no queda claro pero tampoco habría tanta posible referencia si así se quisiera.

Ahora bien, es tan mala como se ha dicho? Creo que no. Las condiciones en que vi esta película no fueron las más cómodas y sin embargo mantuvo mi interés. Carecía totalmente de expectativas hacia el filme y sin embargo no me defraudó en la mayoría de la cinta. Para mi, es un intento más de traer al personaje a la vida sin mucho resultado. No aburre pero tampoco emociona, se deja ver.

La historia es simple, aparentemente los encuentros con Depredadores han sido más seguidos en los últimos años por lo que no es raro que dos de ellos caigan en el mismo lugar de la tierra. Un grupo de militares testigos del avistamiento le da caza y huye al mismo tiempo de la criatura mientras otro grupo del Gobierno la quiere estudiar.
Gary y Jake Busey
Esto último ya vimos en la segunda entrega y, como única nostalgia que nos da la película, uno de los científicos de este grupo es el actor Jake Busey, hijo de Gary Busey, quien interpretaba a quien quería atrapar al Depredador en Predator 2. Si ambos personajes están relacionados se preguntará usted, pues aparentemente sí, aunque no se dice en el filme.

Y bueno, la trama es esa, dos Depredadores, gente que muere, personajes principales que a nadie le importan, un niño aparentemente autista que tampoco genera ningún tipo de empatía con el espectador y hasta molesta de a ratos gastando innecesarios minutos de cinta, poco de la criatura, varios desaciertos durante toda la película que hacen fruncir el ceño, diálogos pobres, personajes que no nos importan en ningún momento y prácticamente no corren peligro y ahí andan, a los tiros y haciendo chistes, y no mucho más que eso. Ah, y una doctora que tampoco sirve para mucho. El final flojo y la puerta para la secuela, pésimo.

Por el lado técnico la película está bien pero tampoco brilla, se utiliza reminiscencias a la música original de Alan Silvestri, los efectos bien, la cámara normal. Nada a destacar salvo un chiste que sólo está en la versión en español. Sí diremos que los chistes en español tienen un cierto tono similar a la versión en inglés, cosa que no pasaba con el personaje que actuaba el propio Shane Black en la película de 1987 cuyo doblaje al español quitaba todo sentido y picardía a los chistes.

Por lo pronto, The Predator no será una joya, posiblemente sea la peor de todas, pero entretiene y se deja ver. Ahora si quiere ver una joya y clásico del cine, vea la original de 1987 dirigida por John McTiernan que hasta el día de hoy se mantiene vigente en todo aspecto.

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