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lunes, 25 de noviembre de 2019

Once upon a time in Hollywood

La novena película de Quentin Tarantino (algo subjetivo lo de novena) despertó mi interés hace unos años cuando se anunció debido a la temática relacionada con los asesinatos de la familia Manson, luego se aclaró rápidamente que este aspecto, si bien estaría en la película, no sería central sino que la historia seguiría la vida, carrera y desventura de los personajes principales interpretados por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, un actor de tv y su doble respectivamente quienes se mudan a la casa contigua a la de Sharon Tate y Roman Polanski. Esto igualmente seguía siendo muy interesante y mi aprecio por las películas de Tarantino hacían seguro que la vería.

Posiblemente no tenga mucho para decir, dado que el spoiler es algo ajeno a vuestro blog, pero diremos que la historia base es eso. Los dos protagonistas son quienes llevan la película, con sus distintos enfoques, sus experiencias y hasta sus personalidades y motivaciones distintas y bien planteadas en la cinta. El "qué haremos", esa incertidumbre del trabajo de un actor o artista, la necesidad de evolucionar de alguna manera, el hastío, la depresión y otras luchas internas están muy bien reflejadas sobre todo en los personajes principales pero no sólo en estos. Además, se refleja una época muy especial del mundo y de Hollywood con hasta recreaciones al detalle de lugares y toda esa miscelánea y cultura general que nos tiene acostumbrados Tarantino en sus películas.

En sí, la película es eso, un recorrido artístico-cultural por los años 60-70 en Hollywood siguiendo a los protagonistas, y posiblemente es lo que mantiene la película, las actuaciones (sobre todo de DiCaprio), los diálogos, y el apartado visual-anecdótico-informativo. Más allá de esto que nos mantiene sumamente entretenidos, cada pocas escenas, la película nos hace acordar que también trata sobre ese abrupto e inesperado hecho sociológico que fueron los asesinatos de la familia Manson. Así se va generando poco a poco un ambiente sumamente extraño e inquietante que explotará hacia el final de la película de manera majestuosa. Sin dudas la última media hora es exquisita.

Más allá de lo soberbia que está la película, y de escenas que lo harán pensar que Tarantino debería hacer una película de suspenso totalmente seria, por supuesto que las 2 horas 40 minutos tienen sus cositas. Sin duda hay pequeños tijeretazos que se le podrían hacer, ahorrar algunos minutos de conducción con música de fondo, ahorrar o recortar escenas de baile que no aportan, y por supuesto quitar esas escenas de fetiche que el director tiene con los pies (particularmente si son feos y sucios) que por mucho que uno quiera dejar pasar, resultan desagradables y molestos para el público y que con el tiempo estas tomas-fetiche se han vuelto cada vez más exageradas y notorias.

En conclusión, si uno sabe a lo que va, es decir que uno sabe que la película no trata sobre la familia Manson, sin duda alguna que disfrutará enormemente con el guión, las actuaciones, la música y ese acercamiento a un viejo Hollywood. No espere una película ágil, por el contrario, en momentos es algo lenta. El filme se centra en sensaciones, en sentimientos y conflictos internos de seres humanos en un ambiente que lo tiene todo pero a un precio y que en cualquier momento puede darse vuelta y devorarte para, con suerte, pasar a ser un recuerdo.

Once upon a time in Hollywood no será una joya ni lo mejor de Tarantino, pero es una muy buena película con escenas geniales, sumamente bien hecha, con un guión y un enfoque cinematográfico muy a lo Tarantino que lo mantendrán interesado por casi tres horas.

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